Un nuevo comienzo: el poder humano de inaugurar

Un nuevo comienzo: el poder humano de inaugurar

El 2020 fue sin duda un año que quedará marcado en nuestra memoria colectiva como el tiempo de la pandemia que trastocó indeleblemente el modo en que acostumbrábamos a relacionarnos unos con otros. Nuestro mundo cotidiano, el que dábamos por seguro, se trastocó de un día para otro por la presencia de una ser invisible que amenazaba con invadir nuestras células, enfermarnos y matarnos. Los científicos hicieron un esfuerzo colectivo impresionante para ir descifrando los secretos de este nuevo virus. Aún no lo sabemos todo pero en menos de diez meses, una cifra récord, se ofrecen ya en el mundo diferentes vacunas que han encendido una luz de esperanza. Y así amaneció el primero de enero de 2021: con un optimismo cauteloso que se ha mantenido a pesar de estar viviendo los más terribles días de la pandemia. En medio de tantas muertes, dolor y enfermedad, la apuesta por la vacuna nos permite mantener cierta confianza en el 2021 y nos aporta una nueva energía para emprender y realizar nuevos proyectos y propósitos para este año que recién comienza.

En este contexto me parece oportuno traer a cuento las reflexiones que Hannah Arendt (1906-1975) propone en su libro La Condición humana (1998). En este, Arendt distingue tres niveles de la vida humana: labor, trabajo y acción. La labor se refiere al conjunto de actividades que el ser humano realiza para mantener su vida en el nivel biológico, tales como cocinar, asear la casa, lavar la ropa y similares. Las actividades de este tipo se repiten una y otra vez cada día, constituyendo una existencia rutinaria y poco creativa. El trabajo, en cambio, representa un nivel más elevado porque aquí las actividades humana “dejan huella” en la vida social, en el sentido de que crean cultura, transforman la naturaleza y producen objetos que trascienden la propia existencia de quienes los han hecho. Edificar una casa, plantar un árbol, trabajar en una línea de producción, y todas las actividades productivas mediante las cuales se crean nuevos objetos y procesos son consideradas por Arendt dentro de la categoría del trabajo, que, si bien es superior al nivel de las actividades de labor, aún queda restringida al ámbito de los valores utilitarios, funcionales, donde la eficiencia y la eficacia son las medidas más importantes, pues aquí los seres humanos actuamos en un mundo determinado por medios y fines.

El tercer nivel, que es el más elevado, es el que llama Arendt acción. En esta categoría se encuentran todas aquellas actividades que tienen que ver con la comunicación y las relaciones de las personas entre sí, en las que aparece el lenguaje y el discurso y por medio de las cuales se construye la comunidad humana y se accede a la dimensión del significado. La característica fundamental del nivel de la acción es el ejercicio de la libertad, que Arendt (1988) entiende como la afirmación inédita del sujeto, un poder para “inaugurar” que realiza su condición humana singular y que vive “como ser distinto y único entre iguales” (p. 202). En este nivel, lo que decimos y hacemos revela quiénes somos; nuestra identidad aparece ante los otros, y en el proceso de interacción con ellos se teje la trama de nuestra vida. Es en este nivel donde se sitúan actividades como el arte, el juego, la educación, la política y en general todas aquellas que se consideren valiosas por sí mismas al ofrecer un espacio de realización de la persona como fin en sí misma.

Concebir la educación como actividad en la terminología de Arendt es entender, como diría Freire (2015), que la educación es una práctica de la libertad mediante la cual nos realizamos como seres únicos e irrepetibles. Por eso John Dewey (1998) sostenía que la educación no es un medio, sino un fin en sí misma y Octavi Fullat (1992) ve en ella un proceso de humanización al que llama “antropogénesis”. La educación entendida así, representa justamente el poder de inaugurar del sujeto, que, por su libre decisión, siempre es capaz de comenzar algo nuevo. En este poder de inaugurar aparece plenamente la libertad humana, para dar formas nuevas a la realidad, irrumpir lo predecible, volver a empezar de manera diferente.

Un nuevo año significa un nuevo comienzo; hacer surgir la esperanza que impulsa el movimiento del cambio y la transformación. Eso queremos que sea la experiencia de educarnos unos a otros para aprender nuevas cosas, reflexionar sobre ellas, sostener nuestro punto de vista, afirmarnos a nosotros mismos, decir nuestra palabra y tejer una comunidad verdaderamente humana, donde todos quepamos y podamos mantenernos unidos a pesar de la distancia y en las condiciones del confinamiento por la pandemia con todo lo que esto significa. Es momento de inventar nuevas formas de comunicarnos, investigar, relacionarnos y de crear. Inauguremos pues, una manera más plena de existir.

Hilda Patiño Domínguez

Referencias
Arendt, H. (1998) La condición humana. Barcelona: Paidós.
Dewey, J. (1998). Democracia y educación. Madrid: Morata.
Freire, P. (2015). Educación como práctica de la libertad. México: Siglo XXI.
Fullat, O. (1992). Filosofías de la educación, Paideia. Barcelona: Ediciones CEAC.

Día internacional de la Discapacidad

Día internacional de la Discapacidad

Educación superior, diversidad, discapacidad y somos uno más.

Durante las últimas décadas, son comunes las prácticas de educación inclusiva en la educación básica, se han diseñado políticas y prácticas que apoyan la atención de alumnos en las llamadas escuelas regulares desde el preescolar hasta el bachillerato. Sin embargo, los estudiantes con barreras en su aprendizaje o con alguna discapacidad, tienen menos oportunidades efectivas para ingresar a instituciones de educación superior.

Actualmente, más universidades o instituciones de Educación Superior con mayor frecuencia abren sus puertas a la diversidad, promoviendo la inclusión entre todos los miembros de su comunidad. Sobre este tema Ibáñez y Salceda (2015), afirman que es necesario:

… un modelo de Educación Superior acorde con los principios y filosofías que caracterizan una sociedad democrática y que responden, sin duda, al de la educación inclusiva: la aceptación y el valor de la diferencia y una participación, verdadera y eficaz, fundamentada en principios de igualdad, no discriminación y apoyo; que dé como resultado la construcción colectiva de una ciudadanía incluida e incluyente, capaz de crear condiciones y oportunidades para el desarrollo sostenible de los derechos económicos, sociales y culturales de todas las personas, especialmente de aquellas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad institucional, ambiental, cultural, educativa o de cualquier otro tipo; para avanzar en el camino de la mejora social (pág. 513).

Las instituciones de educación superior han promovido la formación académica, profesionalizante y también la formación de mejores ciudadanos; identificando la trasformación de las universidades está dirigida a vincular las acciones de formación profesional con la responsabilidad y el compromiso social que les corresponde en las sociedades contemporáneas, con un enfoque humanista.

En ese sentido, la universidad debería atender a los grupos en situación vulnerada, cómo es el caso de las personas con discapacidad intelectual. Este enfoque de responsabilidad social, esta presente en la universidad a través de acciones para la formación de ciudadanos con perspectiva de profesionistas y ciudadanos inclusivos, prmoviendo la diversidad como una oportunidad de enriquecimiento personal y social.

Una perspectiva de la educación internacional es trabajar en esquemas educativos incluyentes y en consecuencia, en el diseño y desarrollo de políticas educativas que fortalezcan la inclusión de las personas con discapacidad y la atención a la diversidad.

Con base en lo anterior, el Departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana, concretó en el 2014 la iniciativa de un programa educativo y social que atendiera a jóvenes con discapacidad intelectual, se denominó “Somos Uno Más” y desde hace seis años promueve con base en una mirada de Derechos Humanos, la inclusión de estos jóvenes en las diversas actividades que la universidad ofrece a la comunidad.

El 3 de diciembre se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, estamos muy orgullosos de que este Programa anide en la IBERO, como una práctica innovadora de atención a este colectivo y de que anide en los corazones de sus maestros, sus compañeros de clase, personal de seguridad, con quienes conviven en el iberobús, así como autoridades que los reconocen, en toda persona que entiende que la diversidad, nos enriquece.

Celebremos el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, confiados que en la Universidad Iberoamericana es un modelo formativo inclusivo que promueve pertinentemente una cultura, políticas y prácticas inclusivas, máximos indicadores internacionales de inclusión.

¡Enhorabuena!

María Edith Reyes Lastiri

Reyes Lastiri, M.E. (2017). «Somos uno más, programa educativo y social para jóvenes con discapacidad intelectual». En A. Rodríguez-Martín (Comp.), Prácticas innovadoras inclusivas: retos y oportunidades (pp. 2289-2297). Oviedo: EDIUNO. ISBN 978-84-16664-50-4. https://ria.asturias.es/RIA/handle/123456789/9167.

Salceda, M., & Ibáñez, A. (2015, Mayo). Adaptación del Index for Inclusion al ámbito de la educación superior: Estudio preliminar. Intangible Capital, 38. Retrieved from http://dx.doi.org/10.3926/ic.647

¿Cómo la metacognición ha mejorado mi cuarentena?

 

César A. González Altamirano (Estudiante de la Licenciatura en Pedagogía, primer semestre)

Llevamos aproximadamente siete meses encerrados en nuestros hogares, desde que se declaró la suspensión de todas las actividades presenciales, entre ellas las escolares, creo que estar en casa por tanto tiempo fue algo inesperado para todos. Incluso, puedo asegurar que estar en casa por tanto tiempo nos ha hecho pasar por diversas etapas; seguramente ya nos hemos sentido deprimidos un tiempo, ya fuimos la versión más pro-activa de nosotros mismos, o incluso ya nos preguntamos: ¿y si a mí ya me dio COVID y fui asintomático? Reconozco que estar en casa por tanto tiempo no ha sido fácil, aunque tampoco ha sido del todo malo.

Considerando que es mi primer semestre en la universidad, mantengo todavía la motivación y emoción de ir empezando. Una de las cosas que me han ayudado a mantenerme activo y poder sacar lo mejor de mí es la METACOGNICIÓN.

Yo no conocía esa palabra hasta que la vi en clase, pero me di cuenta de que, estaba más cerca de mi vida de lo que me imaginaba.

 
 

Aprendí sobre la metacognición en mi clase de Teorías del aprendizaje, también investigué un poco más para profundizar en el tema, explicaré la definición que da Flavell (1976) sobre este término, él dice que la metacognición se refiere, por un lado, «al conocimiento que uno tiene acerca de los propios procesos y productos cognitivos o cualquier otro asunto relacionado con ellos” y, por otro lado, «a la supervisión activa y consecuente regulación y organización de estos procesos, en relación con los objetos o datos cognitivos sobre los que actúan, normalmente en aras de alguna meta u objetivo concreto» (1976, Pág. 232). En pocas palabras, la metacognición es ser consciente sobre cómo funcionan nuestros procesos, implica saber cómo vamos a reaccionar ante ciertas cosas y con esto, poder sacar el mejor provecho de estos procesos para lograr todo lo que nos propongamos.

Entonces les contaré cómo he aplicando la metacognición en mi día a día durante la cuarentena:

Primero, desde hace mucho tiempo me di cuenta de que solo me despertaba para apagar mi alarma y me volvía a dormir inmediatamente, yo sé que lo único que necesito es pararme de la cama para iniciar bien y no quedarme acostado medio dormido mucho tiempo, entonces pongo mi teléfono lejos de mi cama antes de dormir, porque sé que en el momento en que suene la alarma, me voy a parar para apagarla, ese será el primer empujoncito que me hará despertar de buenas, aunque a veces sí es cansado, no lo niego, pero me ha ayudado a establecer una hora para despertar todos los días.

Los días en los que mis clases empiezan a las 9 AM, aprovecho que estoy despierto desde temprano e intento siempre hacer ejercicio, porque me conozco y sé que en la tarde pondré mil pretextos para no hacerlo; que tengo mucha tarea, que tengo una reunión, que todavía no como, que acabo de comer, y terminaré no haciendo nada. Entonces aprovecho ese tiempo en la mañana, además de que es poco común tener interrupciones a esa hora. Comúnmente, también me ayuda muchísimo bañarme antes de comenzar mi clase para mantenerme activo después de hacer ejercicio. Desde que comencé el semestre, utilizo Timetable, una aplicación en la que apunto todas las tareas que me dejan y me ayuda a organizarme por materia, registrar la fecha de entrega y algunas especificaciones. La ocupo porque sé que no soy muy bueno llevando una agenda física y tampoco soy muy bueno recordando las cosas perfectamente. Otra cosa que descubrí es que, si me pongo audífonos para tomar mi clase, pongo más atención porque no me distraigo tan fácilmente con los ruidos del exterior.

En la carrera de pedagogía, las lecturas son una de las actividades más importantes para comprender los temas de cualquier materia y realmente yo no tenía un buen hábito de lectura antes de empezar la universidad. Tuve que acostumbrarme, y una técnica que he utilizado, en todo momento, es que escribo con mis propias palabras las ideas principales que encuentro, porque sé que así es más fácil recurrir en otra ocasión a esas notas y solo entender lo que yo escribí sin necesidad de volver a buscar la idea en la lectura y comprender el contexto nuevamente. Además, así siento que adopto mejor el conocimiento y lo puedo utilizar en otras cosas.

La última cosa que les quiero plantear, es la que más me ha ayudado a entender y aprender en pedagogía. Cada que estoy en cualquier clase y la profesora o alguna compañera menciona una palabra que desconozco o sencillamente no comprendo, me meto a Google y en un minuto entiendo un concepto que me va a ayudar a seguir construyendo el conocimiento. No tienes que aprenderte la definición literal de la palabra, con que encuentres un sinónimo que a ti te resulte conocido ¡ya la hiciste! y sirve con muchas otras cosas, mientras puedas entender y explicar algo con tus propias palabras, estarás más cerca del aprendizaje de calidad, pero ese es otro tema maravilloso. Estas son algunas técnicas que a mí me han funcionado, pero bien, basándonos en lo que ahora sabemos de la metacognición, te invito a que te autoconozcas, que entiendas tus procesos y con eso puedas iniciar un nuevo hábito o reducir cierta conducta para que comiences a lograr más de lo que hasta hoy en día has logrado.

Referencia

Flavell, J. H. (1976).«Metacognitive aspects of problem solving.» En: L. B. Resnik (ed.). The nature of intelligence (pp. 231-235). Hillsdale, N.J.: Erlbaum.

Podcast Pedagogías diversas

Podcast Pedagogías diversas

Los momentos que estamos viviendo ante la pandemia COVID-19 ponen a prueba a los sistemas educativos. En el caso de México, muestran la ausencia de políticas educativas eficaces que conecten virtuosamente el diálogo entre la familia y la escuela en torno al aprendizaje.La respuesta pedagógica se ha concentrado en trasladar la escuela al hogar, relegando la riqueza de los aprendizajes que pueden detonarse en casa entre niñas, niños y sus distintos cuidadores en sus diversos entornos. Asimismo, se ha privilegiado una postura vertical del aprendizaje, con horas frente a la oferta televisiva, video llamadas o redes sociales en la que los adultos enseñan a las niñas y los niños, lo que ha dificultado visibilizar en sus aprendizajes sus intereses, su voz, reflexiones y sentir durante esta etapa de pandemia.

La adaptación a esta modalidad de educación virtual o en línea ha significado un reto tanto para niñas y niños como para los adultos, ha generado valor a lo que es esencial para el aprendizaje y la motivación que es parte fundamental de este proceso. En el caso de las familias ha llevado desde entender cómo se trabaja de manera virtual hasta las herramientas con las que se deben contar para responder a la demanda que significó este momento. Las familias y cuidadores se encuentran en un contexto inédito en el que deben atender y compaginar las distintas actividades: laborales, profesionales, domésticas, personales, escolares, y junto a ellas sobrellevar la ansiedad, estrés, incertidumbre, frustración y más en el confinamiento que ha resultado obligatorio para todxs.

Podcast Pedagogías diversas Ibero CDMX

La aparición de esta pandemia ha generado una gran producción de información en diferentes canales de comunicación y con una gran rapidez de movilidad en las redes sociales, lo que ha conllevado ante esta circunstancia que las niñas y los niños particularmente -siendo los más sensibles- un mayor temor y ansiedad. Frente a esta circunstancia, es importante desarrollar y acercar propuestas pedagógicas que no desestabilicen aún más las difíciles dinámicas internas de cada hogar y, por el contrario, detone experiencias de aprendizaje que alcen la voz de las niñas y los niños, atendiendo su desarrollo emocional y el vínculo con sus cuidadores.

Visibilizar las voces de las niñas y los niños en las distintas dinámicas familiares ayudará a ir descubriendo los factores que pueden ayudar en estos momentos no solo a reflexionar sino también a poner en práctica lo que desde nuestra agencia -como familia y cuidadores- podemos empezar a hacer para mitigar los efectos negativos que ha conllevado el COVID-19. De esta manera y durante doce episodios que conforman esta primera parte de la serie de podcast de Pedagogías diversas: la voz de las niñas y los niños se estará conversando con diferentes especialistas para ir descubriendo estrategias y desarrollando habilidades para escuchar de manera asertiva a las niñas y los niños durante la desafiante dinámica que plantea el COVID-19.

En cada episodio se buscará resaltar los factores que intervienen en las experiencias de aprendizaje, entender sobre el bienestar emocional, el vínculo, la alegría de aprender a través del juego o el arte y diferentes temas en torno a procurar una convivencia sana con relaciones afectivas saludables en el ambiente familiar.

Manuel López Pereyra & Pilar Gómez

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Educación para el bienestar: una vía intercultural

Educación para el bienestar: una vía intercultural

La experiencia de bienestar es una forma de vivir y un ideal que regula nuestros comportamientos de modo pancultural. Esta fenomenología puede ser abordada desde diversos ámbitos, pero en este texto nos abocaremos al educativo, a la denominada «promoción de la salud”. Se propone que los mexicanos, en esta nación pluricultural, contamos con herramientas históricas, interculturales y agroecológicas específicas que pueden ser muy útiles para capacitar a personas y a comunidades en el fomento de su propio bienestar.

Hace unos cuantos siglos, en el Altiplano Central mexicano durante el periodo postclásico, la materia médica de los nahuas prehispánicos se sostenía de una promoción de la salud y de modelos preventivos. Ademas del amplio conocimiento en plantas curativas, existía un saber empírico –basado en ensayo y error–, en cuanto a algunos alimentos que parecían tener imbuidos a deidades en su interior y que al consumirlos fomentaban el estado de equilibrio y evitaban la enfermedad. Los tomates verdes, rojos y amarillos, las tunas y los nopales, los jumiles y los escamoles, el cacao y el huauzontle, el aguacate y la chía, eran prescritos a la población como se evidencia en los textos de Fray Bernardino de Sahagún o del protomédico Francisco Hernández. Su materia médica no era hipocrática-galénica, si no que se trataba de una epistemología basada en su propia cosmovisión. Coincidentemente, hace aproximadamente veinte años, investigadores del CINVESTAV decidieron buscar si dentro de esos alimentos mágicos mesoamericanos, se hallaban sustancias que actualmente –bajo los criterios de la ciencia contemporánea–, podrían considerarse curativos. Los encontraron: licopenos, antocianinas, y varios antioxidantes figuraban dentro de la composición de estos alimentos. Los nutracéticos mexicanos habían sido certificados.

No se trata de caer en anacronismos, y legitimar el conocimiento prehispánico con base en la ciencia contemporánea – de hecho, su validez epistémica y metodológica proviene de su particular marco conceptual–, si no mas bien de mostrar como en este fértil territorio, existe una cultura preventiva-alimentaria que podría tener una continuidad histórica entre conocimientos nahuas y biotecnológicos, la cual está a nuestro alcance en cada mercado o en varias milpas. Concretamente, que la promoción de las experiencias de bienestar pueden promoverse a través del consumo de estos alimentos, que además de acarrear una legitmación de teorías de pueblos originarios, da lugar para pensar en los entornos escolares como medios idóneos para favorecer el aprendizaje de hábitos, de comportamientos saludables y de actividades más sostenibles que puedan perdurar a lo largo de la vida.

De hecho, las instituciones educativas constituyen un importante escenario para la promoción de la salud y la educación sanitaria. En países como el nuestro en el cual las estadísticas de enfermedades crónico-degenerativas –diabetes, hipertensión, cáncer, cardiopatías, síndrome metabólico– no paran de incrementarse, se vuelve casi un imperativo. Necesitamos que los alumnos internalicen las prácticas de auto-cuidado y de auto-conocimiento de su propio cuerpo, qué desarrollen prácticas de bienestar, validadas desde sus propios contextos pluriculturales, que los ayuden a prevenir enfermedades y vivir con mejor calidad de vida. No se niega que recientemente, se ha prestado más atención a las iniciativas de política que integran las actividades de salud en los programas escolares, pero quizás se debe ser mas enfático y no solo impartir asignaturas específicas en promoción de la salud, si no contenidos que corran transversales en todos los niveles.

Una de las razones por las cuales México ha sido de los países mas afectados por la pandemia, se relaciona con la mínima cultura preventiva y sanitaria en la que vivimos. La educación intercultural tiene una gran capacidad transformadora y puede enfocarse a la resolución de problemas concretos. La construcción de proyectos éticos, epistémicos y políticos que posibiliten, de manera colectiva, prácticas educativas, donde aprendamos a nutrirnos en resonancia con los alimentos que brinda nuestro ecosistema y las estaciones, así como a reconocer la sabiduría centenaria de nuestros antepasados prehispánicos, parece ser un camino adecuado para vivir mas experiencias de bienestar, y menos experiencias de dolor y padecer.

Esta investigación acaba de ser publicada en la Revista Colombiana de Salud Pública, los invito a leerla y a que reflexionemos juntos al respecto de una educación intercultural para el bienestar.

(http://www.scielo.org.co/pdf/rsap/v22n3/0124-0064-rsap-22-03-e287216.pdf)

 

Ximena A. González Grandón