Proyecto Educativo Autónomo Otomí

Proyecto Educativo Autónomo Otomí (PEAO): Prácticas pedagógicas enraizadas en movimientos sociales

El Proyecto Educativo Autónomo Otomí surge a partir de la solicitud de la comunidad otomí en la Ciudad de México por brindar una educación pertinente a sus hijos e hijas. De esta manera, en septiembre del 2018, un grupo de voluntarios y voluntarias, nos dimos a la tarea de armar un proyecto educativo que acompañara los procesos de lectoescritura de los niños y niñas en el campamento otomí de Roma 18, en la colonia Juárez. La comunidad otomí que habita en este predio, fueron desalojados violentamente, a un año del sismo del 2017, de la que había sido su casa por más de 15 años, la antigua Embajada de España antes del sismo del 85. A raíz de este desalojo , estas comunidades, organizadas en torno al Concejo Nacional Indígena (CNI), tomaron el cruce de las calles de Roma y Milán, en la colonia Juárez, como acto de resistencia para exigir al gobierno de la Ciudad México una vivienda digna en esa zona de la Ciudad. Después de 2 años de este acontecimiento, sus demandas no han sido resultas; y apenas el 12 de octubre del 2020, en medio de la pandemia y en el día en que se conmemora el desigual encuentro entre “dos mundos”, estas comunidades organizadas decidieron tomar las instalaciones del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) hasta que las autoridades federales logren dar respuesta a su exigencia por un techo digno para vivir, cercano a sus puntos de venta en el centro de la Ciudad de México.

Las demandas por los derechos sociales y económicos de estos colectivos no han podido estar alejadas del proyecto educativo. En el proceso de acompañar a los niños y niñas del campamento de Roma 18, hemos tenido que entender y aprender que la educación es profundamente política. Los niños y niñas narran sus experiencias de desalojo y de discriminación tanto en la colonia como en las escuelas a las que asisten. En este sentido, todos los esfuerzos porque los niños y niñas lean y escriban son un medio para que logren expresar sus emociones, sus impresiones y sus formas de ver e interpretar su realidad inmediata. El Proyecto Educativo Autónomo Otomí (PEAO) ha sido fortalecido gracias al apoyo de las estudiantes de la Licenciatura en Pedagogía de la Ibero, así como de estudiantes de la Maestría en Investigación y Desarrollo de la Educación (MIDE). Asimismo, diversos organismos de la Universidad, como el Programa de Interculturalidad y Asuntos Indígenas, Servicio Social e Impulsa Ibero han apoyado el proyecto a través de distintas formas. Sin embargo, son las estudiantes quienes más allá de lo requerido curricularmente han estrechado lazos afectivos fuertes con los niños y niñas del campamento, con sus madres y con el movimiento indígena en general. Más allá de los horarios de clases, más allá de los espacios de prácticas educativas, más allá del número de horas requeridas para lograr su Servicio Social, las alumnas de pedagogía han dado lo mejor de sí mismas para a partir del reconocimiento de otras realidades sociales, modificar sus conocimientos disciplinares para adaptarlos a situaciones como estas, tan contradictorias y complejas.

Karla Aviña, una de nuestras estudiantes, que sigue acompañando el campamento como parte de un proyecto de investigación para CONACYT de creación de Redes Horizontales del Conocimiento, comparte su experiencia:

He aprendido a responder en situaciones de emergencias, estimulando el trabajo cooperativo de la comunidad. Más allá de ser una práctica educativa, es una experiencia significativa, valorada y de grandes aprendizajes para mí, mis compañeras y los niños de la comunidad. Gracias a la convivencia dentro del escenario, he reflexionado sobre la importancia de generar relaciones interculturales que promuevan el reconocimiento y valoración de todo lo que el otro es: sus costumbres, sus formas de querer, sentir, pensar y vivir.

He dejado a un lado el egoísmo que todo el ser humano posee y he dedicado tiempo a reflexionar sobre la importancia del aprendizaje, más allá de la alfabetización y de los objetivos educativos. Para mí y para muchas de mis compañeras, el aprendizaje real es aquel que implica una transformación en la manera de expresarse, de ver el mundo y de relacionarse con las personas. El PEAO ha cambiado la forma en la que me veo como persona y veo a los demás. He aprendido lo importante que es el buen vivir a partir del amor, la amistad, la cooperación, la integridad, el empoderamiento, la hermandad y la libertad. El PEAO ha generado en mis compañeras y en mí una conciencia colectiva sobre la responsabilidad que se necesita para formar parte de proyectos sociales. Mis compañeras y yo hemos prestado atención a las verdaderas necesidades de los niños y las niñas, más allá de la educación escolarizada. Hemos aprendido a conectar con los niños (as) de la comunidad. Hemos escuchado su voz, sus sueños, sus risas, anhelos e ilusiones.

En este sentido, las prácticas pedagógicas que se enraízan en movimientos sociales como estos son indispensables para la transformación personal y social, porque permiten sembrar alternativas educativas distintas y abrir nuevas perspectivas de atención, con base en necesidades reales. Estas experiencias sociales permitan trascender la visión semestral de la educación y nos permite pensar los problemas desde una perspectiva estructural y compleja para buscar construir respuestas desde la colectividad y no desde la individualidad.

Para más información sobre el proyecto, puede consultar la página de Facebook del Proyecto: https://www.facebook.com/porunaeducacionparatodos

Luz María Moreno Medrano

Karla Aviña, estudiante de Pedagogía

Entre lo digital, lo colaborativo y lo real

Entre lo digital, lo colaborativo y lo real

La tecnología no es nada. Lo importante es que tengas fe en la gente, que sean básicamente buenas e inteligentes,
y si les das herramientas, harán cosas maravillosas con ellas. Steve Jobs

Como docentes, en la actualidad, nuestra práctica nos ha puestos en diversos escenarios, desde estar abrumados y estresados hasta la plenitud de lo que realizamos, pasando por una gran variedad de estados de ánimo. La docencia vive en la actualidad un papel importante, vital en el proceso de enseñanza y de aprendizaje que se desarrolla en las condiciones de pandemia, el profesor está en el foco desde los lentes de instituciones, padres de familia y estudiantes.

Es entonces que ahora desde diferentes frentes se opina, se dice y afirma que los procesos colaborativos son la solución, el Santo Grial, para fomentar y asegurar un aprendizaje de trascendencia entre nuestros estudiantes, pero ¿estamos seguros de lo qué es e implica esto de lo colaborativo, sus implicaciones y su aplicación? Pareciera ser muy obvio ¡claro, por supuesto, trabajo colaborativo! ¡Eso que todos hacemos en clase!

Pues bueno, por las dudas, en apoyo a nuestra práctica docente y las actividades de las y los estudiantes, compartimos algunos elementos, desde diversos autores, a salvedad de que seguramente no son los únicos que podemos encontrar que escriban del tema, para aportar nuestro granito de arena en este inmenso desierto, para construir un oasis de reunión común, respecto al tema, ya tan popular y conocido. De antemano queremos decir que no se trata de ninguna varita mágica, ni tampoco del negroni micrón o de los planos de la Atlántida.

Iniciamos diciendo que los términos de colaborativo y de cooperativo son utilizados indistintamente en diversas investigaciones, por lo que es pertinente y necesario establecer una diferencia entre ambos. Según Guitert et al (2013), la diferencia entre colaborativo y cooperativo es un asunto de geolocalización, por un lado, el término cooperación fue utilizado en Estados Unidos al referirse a estudios realizados por Piaget, mientras que el término colaboración se basó en la epistemología del constructivismo social de Vigotsky, por ello la elección del término colaborativo o cooperativo depende del enfoque se quiera dar -como Rocky e Iván Drago-.

La cooperación es una estrategia que facilita el desarrollo de una tarea o meta a través de un equipo de trabajo, mientras que la colaboración es un estilo de vida personal donde los alumnos son responsables de su aprendizaje y se muestran tolerantes hacia sus compañeros. Barkley, Cross y Major (2007), mencionan que el objetivo del aprendizaje a través de actividades cooperativas es trabajar en armonía y apoyo mutuo entre los participantes, esta estrategia es más utilizada en niveles educativos básicos. Sin embargo, en niveles más avanzados como son licenciaturas y posgrado, se utiliza el concepto de estrategias y/o actividades colaborativas ya que permiten la confrontación de ideas y la negociación de significados, esto conlleva un consenso para la construcción de nuevo conocimiento.

Los procesos de enseñanza y de aprendizaje colaborativo inician con la conformación de un grupo de participantes con conocimientos similares en algún tema, donde el liderazgo es compartido entre los integrantes de esta “comunidad”, así como la responsabilidad en el proceso de enseñanza y/o de aprendizaje.

Según Martínez (2008), toda actividad colaborativa es un trabajo de grupo, pero no todo trabajo de grupo es colaborativo. Podemos conceptualizar la actividad colaborativa como:

… postulados constructivistas que parte de concebir a la educación como proceso de socio-construcción que permite conocer las diferentes perspectivas para abordar un determinado problema, desarrollar tolerancia en torno a la diversidad y pericia para reelaborar una alternativa conjunta. Los entornos de aprendizaje constructivista se definen como un lugar donde los alumnos deben trabajar juntos, ayudándose unos a otros, usando una variedad de instrumentos y recursos informativos que permitan la búsqueda de los objetivos de aprendizaje y actividades para la solución de problemas. (Wilson, 1995, citado en Calzadilla, 2002, p. 27)

Más allá de compartir una definición queremos poner en común algunas características al diseñar actividades de índole colaborativa (Barkley, Cross y Major, 2007) son:

        • Diseño intencional: Existe una intención anticipada al trabajo colaborativo por parte del docente, diseñador y/o medio educativo.
        • Compromiso de colaboración: Los integrantes del grupo debe comprometerse para alcanzar un objetivo en común.
        • Aprendizaje significativo: Al realizar un trabajo colaborativo, los integrantes asociación la información con conocimientos previos.

En medida en que planifiquemos e implementos actividades colaborativas en nuestras materias, sesiones sincrónicas, asincrónicas o en cualquier momento o lugar en donde desarrollemos procesos de aprendizaje trascendental, podremos desarrollar uno, dos o tres tipos de aprendizajes:

        • Aprendizaje cooperativo: se establece una interacción promotora que facilita el logro académico entre todos los miembros del grupo a través de acciones que reflejan el compromiso y la interdependencia positiva.
        • Aprendizaje competitivo: La relación entre los alumnos y alcanzar los objetivos académicos es negativa ya que solo se consigue el logro individual con el fracaso de los otros miembros.
        • Aprendizaje individualista: No existe una relación entre los logros individuales y los miembros del grupo.

Por otra parte, el aprendizaje colaborativo es construido a partir de las siguientes fases (Crook, 1998):

        • Articulación: El alumno debe organizar sus opiniones, previsiones, e interpretación en beneficio de la actividad en conjunto.
        • Conflicto: Surge a partir de un desacuerdo que estimula los movimientos discursivos de justificación y negociación.
        • Co-construcción: Como resultado de la negociación al conflicto se realiza un reformulación y construcción de aprendizajes colectivos.

La implementación de estrategias colaborativas requiere visualizar más allá de la actividad inmediata, de la entrega o de la cuantificación, es decir, cuando planeamos e implementamos estrategias en donde los participantes trabajaran de manera colaborativa, podemos hacerlo en mediano y largo plazo, lo que hagamos en una sesión podrás ser continuado más adelante. Debemos propiciar el involucramiento de todas y todos los estudiantes en diferentes niveles, negociar y resolver las posibles tensiones que se presenten, buscando el cumplimiento del objetivo común antes que el individual.

Compartir estos elementos sobre el proceso de enseñanza y de aprendizaje colaborativo nos puede proveer de elementos comunes para colaborar entre académicos y estudiantes, esto puede ser a través de visualizar las actividades de los estudiantes entre materias y niveles, lo único real es que no existe formulas secretas; por lo que la experiencia, la innovación y creatividad serán nuestras verdaderas alternativas.

Para más información podrás consultar nuestras referencias, o bien esperar nuestra siguiente entrega sobre aplicaciones y recursos digitales, que son solo pretextos y mediadores para ser incorporadas en procesos de enseñanza y de aprendizaje, siendo lo importante todo aquello que hagamos con ellas, cómo las apliquemos para aprender y resolver problemas reales, tomando en cuenta los roles, tipo de herramientas, reglas características individuales y de contexto (Engreström, 1999).

Raúl Romero Lara
Zoraima Barajas Zúñiga

Referencias:

Barkley, E., Cross, P., y Major, C. (2007). Técnicas de aprendizaje colaborativo. España: Morata.
Calzadilla, M. E. (2002). Aprendizaje colaborativo y tecnologías de la información y la comunicación. Revista Iberoamericana De Educación, 29(1), 1-10. https://doi.org/10.35362/rie2912868
Crook, C. (1998). “Aprendizaje colaborativo con los compañeros”. En. Ordenadores y aprendizaje colaborativo. Madrid, Morata. Pp. 168-175.
Engeström, Y. (1999). Activity theory and individual and social transformation. http://www.education.miami.edu/blantonw/mainsite/Componentsfromclmer/Component1/engestrom.html. 39 de Julio 2010
Guitert, M., & Pérez-Mateo, M. (2013). La colaboración en la red: Hacia una definición de aprendizaje colaborativo en entornos virtuales. Teoría De La Educación. Educación y Cultura En La Sociedad De La Información, 14 (1)